Los frailes misioneros temían la interpretación errada de la doctrina cristiana entre los nuevos conversos, a quienes ellos no consideraban completamente fieles al catolicismo. Respondiendo a esta preocupación, Sahagún añadió un apéndice a la colección de sus escrituras doctrinales, en el cual incluyó amonestaciones que específicamente advertían a los indígenas respecto a algunas de sus creencias tradicionales.
Un fragmento del Apéndice comienza por cuestionar la creencia nahua de que las lágrimas y la penitencia de los niños complacen a Titlacahuan, el tloque naoaque (el señor de lo cerca y lo junto, una noción indígena del “ser supremo” que a veces se aplicaba al dios cristiano).
Newberry Library: Ayer MS 1486d